lunes, 15 de octubre de 2012

Los maquis en las sierras de Jaén

EL CONTEXTO QUE FORJÓ AL MAQUIS

La España de principios del siglo XX vivía sumida en un complejo contexto socio-político sin parangón. Sumida en una fuerte crisis económica y con las instituciones resquebrajadas, la inestabilidad gubernamental era tal, que en poco más de veinte años, el país había soportado 33 cambios de gobierno, el asesinato de dos presidentes, la instauración y caída de dos repúblicas, un aparato militar fragmentado y en guerra con Marruecos, una monarquía alejada del pueblo con sus tesis tradicionalistas y unos políticos envueltos en fraudes, corrupción e ineficacia para ofrecer a la población siquiera el mínimo signo de esperanza.

Tras la caida de Primo de Rivera, Alfonso XIII abandona el país motivado por el apoyo que consiguieron los republicanos y anarquistas en las elecciones de 1931. Pero ni estos, ni la CEDA ( confederación de derechas autónomas) quedarían libres de escándalos financieros y políticos. Se convocan elecciones anticipadas, se radicalizan las posiciones ideológicas y el pueblo, de uno y otro signo, paulatinamente se va "armando". Proliferan las milicias antifascistas obreras, los escamóts, los requetés, las escuadras de falange, las juventudes de acción popular...

Las ucronías no forman parte de la historia, pero, ante semejante panorama compuesto por anarquistas, carlistas, partidos radicales, sindicatos verticales, libertarios, falangistas, caciques y revolucionarios, solo bastó una leve chispa para prender la llama de la guerra; el asesinato del giennense Teniente Castillo a manos de la derecha, y la venganza de la izquierda, asesinando a Calvo Sotelo. La guerra Civil, estaba servida.

No bien hubo terminado la guerra, el incipiente gobierno franquista promulga las  medidas legislativas pertinentes para erradicar todo viso de resistencia al nuevo sistema y por ende a los enemigos de la patria. La ley de responsabilidades políticas, de 9 de febrero de 1939, la ley de represión de la masonería y el comunismo de 1 de marzo de 1940 y la ley de rebelión militar de 2 de marzo de 1943, serían una buena muestra de ello.

Con estas leyes quedaba fuera de la ley, y por ende perseguido todo aquel que hubiese militado, participado o simplemente simpatizara con ideas sindicalistas o de izquierdas, así como todos aquellos que habían combatido del lado republicano.Por otro lado, la misma población tenía la obligación de delatar a los propios vecinos o conocidos en caso de que conociera de alguna actividad ilegal recogida en las citadas leyes.

Todos aquellos soldados que habían luchado contra el bando nacional y todos aquellos que eran conocidos en sus pueblos por frecuentar las casas del pueblo, ir a huelgas o simplemente leer prensa sindicalista, no tenían más opción que huir o dejarse apresar, para ser procesado de manera sumarísima y con sentencias fatales.

Las cárceles se hacinaban y se hubieron de habilitar nuevas, como el convento de Santa Clara. Pronto comenzó un exilio a países vecinos, Francia, Argelia, México. Otros en cambio prefirieron ocultarse durante años, en reducidísimos huecos practicados en sus casas a modo de escondite, fueron los llamados topos. Los más afortunados consiguieron salvoconductos nuevos e iniciaron una nueva vida con una identidad falsa en otras poblaciones.
Exiliados camino de Francia

Refugiados españoles en los campos de concentración franceses

Camino del exilio


Los exiliados fueron, en la mayoría de los casos repelidos a golpe de bayoneta por los comunistas franceses, que veían a los excombatientes republicanos como unos cobardes. Otros fueron arrojados a los terribles campos de concentración franceses, donde hubieron de vivir en condiciones infrahumanas, equiparables o quizás superando las pésimas condiciones de los campos nazis.


AGARRARSE AL MONTE

Para aquellos que se negaron a exiliarse o entregarse, no les quedó más salida que la sierra. Allí donde mejor se conoce el terreno y en colaboración que los cortijeros, pastores, carboneros y arrieros, los proscritos tendrían mejor pronóstico para resistir el momento histórico y esperar una intervención de los países antifascistas y la ONU, la cual nunca llegó.
Grupo de Maquis de los Montes de León

El término Maquis proviene del francés "maquisard", tiene influencia corsa, y en Córcega significa bosque, monte, selva. Desde antiguo se utilizaba la expresión "prende le maquis", cuya locución puede traducirse como "agarrarse al monte".

Fue precisamente en Francia donde se empieza a plantear una resistencia armada al régimen español. Se crea la "agrupación de guerrilleros" en 1941, pero tras ser admitida España por la ONU y levantarse el bloqueo, Stalin aconseja a Carrillo y La Pasionaria, el cambio de estrategia y el abandono de la lucha armada.

En Francia e Italia, los pueblos que apoyaron a los maquis fueron condecorados tras la guerra y los mismos guerrilleros reciben tributos en forma de plazas y nombres de calles, siendo recordados como auténticos héroes de guerra. 


LA VIDA EN EL LLANO Y EN LA SIERRA

El maquis intentaba pasar la mayor parte del tiempo oculto en su pueblo de referencia. Solo cuando se veía amenazado huía al monte y precisaba de apoyos en forma de intendencia, información y cobijo para las noches de invierno. Necesitaban puntos de avituallamiento para los desplazamientos y el concurso de una red de enlaces, apoyos, confidentes y estafetas, donde recoger correspondencia o custodiar armamento.

Sin un conocimiento castrense básico, las diversas agrupaciones de guerrilleros habrían sido capturadas rápidamente. Por eso, en la sierra realizaban los desplazamientos por la noche, alejados de los caminos y puentes, evitando pisar nieve, barro o trigales, marchando siempre en silencio y en formación fragmentada en grupos de 3 o 4 hombres para facilitar la dispersión encaso de alerta. El uso del fuego estaba restringido y se cocinaba lo estrictamente necesario, utilizando salazones y latas en conserva para no cocinar. Mucha intendencia, se dispersaba en perímetro alrededor del campamento, ocultándose en lugares secretos, para ser usado en caso de huida. Cuando se abandonaba el campamento, pasaban horas vigilando escondidos por si había sido descubierto y al caer la noche, solo un maquis penetraba en él, describiendo un código secreto con sus movimientos para informar al resto de la partida que permanecía escondida y atenta.

Si algún miembro de la guerrilla era capturado, se abandonaban posiciones para facilitar la confesión y minimizar la tortura del capturado. Y como no, sobrevivieron aquellos que desarrollaron una mayor intuición a los mas mínimos signos de peligro, bien vigilando a los propios compañeros ( por si había infiltrados) o a cortijeros.

MAQUIS EN JAÉN

Cuando se trata el tema del maquis, frecuentemente se piensa en el Norte, lo cual es un error. En 1945 el coronel de la Guardia Civil Eulogio Limia realizó un informe detallando la existencia de 9 guerrillas en todo el territorio nacional. De esas 9 agrupaciones 4 operaban en Jaén, por una sencilla razón; Jaén cuenta con 4 sierras. Practicamente toda la provincia estuvo repleta de guerrilleros, por eso la Guardia Civil hubo de dispersarse, hecho que facilitó la movilidad de los maquis.
Distribución de las guerrillas que operaban en la provincia

Para el gobierno de Franco el fenómeno maquis fue un problema, por lo que cambió de estrategia para su erradicación. No los podía perseguir por la sierra, lugar donde los guardias partían en desventaja, por lo que pasó a una política de premios a los delatores, desertores y arrepentidos, conmutando las penas, incluso ingresándolos en la misma Guardia Civil a los que se entregaran o confesaran.


MAQUIS EN SIERRA MÁGINA


Compuesta por dieciséis municipios, integrados en cuatro paridos judiciales, Úbeda, Mancha Real, Huelma y Jaén, hacen de la sierra un buen lugar donde parapetarse, ya que la proximidad entre sus poblaciones, unido a lo escarpado y abrupto del terreno, formado por grandes barrancos, valles, cuevas y despeñaderos, ofrecen un marco óptimo tanto para aprovisionarse como para guarnecerse.

En la pequeña Sierra Mágina, amén de otros guerrilleros, hubo, preferentemente tres grupos bien diferenciados, los cuales tenían un determinado ámbito de actuación bien delimitado. Estos fueron los hermanos ”Chaparros” que actuaban por el término de Huelma, el “Sargento Chamorro” que lo hacía por el suroeste, próximo a Mancha Real y finalmente “Catena” y “Pajuelas” que lo hacían en torno a lo municipios de Albanchez de Úbeda y Torres


GUERRILLA DE CATENA Y “PAJUELAS”

Antonio Catena Sanjuán, alias “Catena” era un ebanista de Torres, casado y con tres hijos. Al acabar la guerra se le instruyó procedimiento sumarísimo de urgencia y fue ingresado en prisión por participar como miembro de un jurado en un tribunal popular que condenó a varios hombres a la pena capital. Podemos por tanto,  considerarlo como un activo militante republicano.
Antonio Catena Sanjuán

Manuel López Guzmán "Pajuelas"

Una vez en prisión conoció a Manuel López Guzmán “Pajuelas” el cual a la postre se convertiría en su compañero. A ambos se le condenó a muerte y ambos decidieron escaparse de la prisión el 17 de enero de 1941, días antes de que llegara la hora de su ejecución. Conviene recordar que por aquel entonces la prisión provincial se encontraba saturada y se mantenía habilitado el convento de Santa Clara, por lo que no les resultó demasiado difícil escapar de ella, con una vigilancia menos estrecha que la prisión provincial.

Nada más escapar de prisión, se unieron a la partida de “Los Chaparros”, seguramente acuciados por la necesidad de encontrar un rápido auxilio, ya que este grupo era el único organizado que operaba por Mágina. Obtuvieron éxito en los numerosos golpes que dieron a molinos y cortijos y la red de enlaces, aspecto clave en la supervivencia del maqui, aumentaba considerablemente. No obstante, se separaron del grupo de los Chaparros, quizás por desavenencias motivadas por la dureza de sus acciones.

En 1944, Catena decide abandonar la sierra y la vida temerosa del maqui y se separa de “Pajuelas”, decide tomar  rumbo a Valencia, donde se pondría a trabajar de ebanista y olvidar su agitado pasado. Para ello paso varios meses escondido en un cortijo a la espera de conseguir salvoconductos falsos.

“Pajuelas” opera en solitario y se une a un grupo de enlaces con los que asesta varios atracos con éxito. El 31 de enero de 1946 “Pajuelas” en uno de estos atracos, los cuales realizaban disfrazados de Guardias Civiles, cae abatido cuando intentaba escapar. Se le practicó “la espera”, ya que quedó oculto en un desagüe y la guardia civil, aguardando desde cierta distancia ejecutó un disparo letal. Se le incauta, además de armamento y dinero robado, una libreta con gran cantidad de nombres que le servían de enlaces, así como de simpatizantes, militantes y encubridores. Este hecho sería, a la postre, determinante para acabar con el fenómeno maqui en sierra Mágina, ya que todo el entramado quedó al descubierto y  todos los que figuraron en aquella libreta, fueron puestos a disposición judicial, instruyéndose un procedimiento sumarísimo de urgencia, que llevó a prisión a 52 personas, la mayoría de Torres, de las cuales 5 fueron penadas a muerte. Posteriormente se endurecieron los interrogatorios a vecinos y familiares de los encarcelados dando origen a masivas detenciones en toda sierra Mágina, ya que no se necesitaban pruebas, solo el más mínimo indicio o sospecha para encarcelar y la Guardia Civil y las autoridades actuaron de manera contundente, erradicando la tupida red y el entramado maqui.

Con la incautación de la famosa libreta de “Pajuelas” se estrechó el cerco sobre Diego Fernández, propietario del cortijo que albergó a Catena los días previos a su marcha a Valencia, tras un un registro se encontraron con correspondencia enviada desde Valencia por el propio Catena a su amigo, invitándole a marchar a Valencia con él para buscar trabajo allí, comprometiéndose él mismo a facilitarle tal asunto. Tras un duro interrogatorio Diego Fernández colaboró para atrapar a Catena en Valencia.

Diego Fernández consiguió el indulto tras numerosas instancias, pero Catena ingresó en la Prisión Provincial donde quedó a disposición de un Juez Militar, el cual tras el correspondiente consejo de guerra lo condenó a muerte, siendo ejecutado en la madrugada del 20 de marzo de 1947. Sus restos fueron enterrados en al fosa común del “corralillo de los ahorcados” del antiguo cementerio San Eufrasio, de Jaén.

ALGUNOS DE LOS  CORTIJOS IMPLICADOS EN LA GUERRILLA DE CATENA Y “PAJUELAS”


Molino de Joaquín. Zona del río Hútar
“Pajuelas” secuestra con éxito al hijo del molinero Joaquín Amezcua Fernández, en enero de 1946.

Zona del río Hútar. Carretera Albanchez-Jimena
Se llevaron a cabo numerosos secuestros y robos en los diferentes cortijos y molinos.



GUERRILLA DE “LOS CHAPARROS”

Los hermanos Tomás, Manuel y Francisco García Fuentes, mas conocidos como “Los Chaparros” tenían su centro de operaciones en la zona sureste, alrededor de Huelma, Solera y Bélmez de la Moraleda. Viéndose peligrar en Sierra Mágina, hicieron incursiones por el norte de Granada, llevando a cabo algunos robos por el término de Dehesa de Guadix y Almedilla.

Tomás tuvo por amante a Malena, la mujer de un propietario de un cortijo, llamado cortijo “Nicolasa”. Malena se dedicaba a recoger esparto por la sierra, por lo que frecuentemente andaba sola por los páramos inhóspitos de Mágina. De esta manera conoció a Tomás, ya que este vivía permanentemente en la sierra, y no era de extrañar pues, que de tanto recorrer los rincones más alejados de Mágina en busca de esparto, más tarde que temprano, se cruzara con la guerrilla de “Los Chaparros”.

El matrimonio de Malena nunca pudo tener hijos, por lo que adoptaron uno. Pero a raíz de la relación de ésta con Tomás, el matrimonio tuvo dos hijos, por lo que ineludiblemente los vecinos comentaron que estos dos últimos hijos, en realidad eran de Tomás y no de su marido. La tía Nicolasa, madre del marido de Malena, vivía con ellos y al parecer estaba al tanto de todo.

El amante de Malena acudía con frecuencia a albergarse en dicho cortijo, hasta que en una fuerte discusión, Tomás mató al propietario, asfixiándolo con una manta y colgándolo de una viga posteriormente, para simular un suicidio por ahorcamiento. No obstante el forense de la guardia civil, manifestó sus dudas. El cerco se estrechó sobre el cortijo “Nicolasa” ya que la Guardia Civil empezaba a sospechar de la viuda.Cuando Tomás veía merodear a los guardias por las inmediaciones del cortijo, se trasladaba a los cerros del entorno, donde pasaba el día, hasta que se alejaba el peligro, regresando al cortijo al caer la noche. A veces debía pasar temporadas fuera, por lo que Malena vagaba por los cortijos limítrofes apenas sin ropa pidiendo comida para sus tres hijos. Los vecinos del entorno hoy día se muestran comprensivos con la situación de Tomás y justifican los robos y asaltos a los cortijos y molinos, ya que tenía que alimentar a una familia de cinco miembros.

Una vez que el “Chaparro” tuvo el campo libre, tras la muerte del marido de Malena, se instaló definitivamente en el cortijo, acondicionando un escondite digno del mejor guión cinematográfico, ya que consiguió permanecer oculto varios años. El cortijo disponía de una única planta de unos 20 m2  y sobre el techo de la estancia principal, construyó un falso techo al que accedía a través de una chimenea que había en la cuadra. A su vez, desde este falso habitáculo podía descender cruzando la chimenea hacía una agujero excavado en la tierra y situado tras un muro que sujetaba a un terraplén. Desde este habitáculo, tenía además visión de la entrada natural al cortijo, pues daba al camino principal.
Croquis del escondite de Tomás "Chaparro"

Cuando los hermanos “Chaparro” asaltaron y robaron al dueño de un cortijo situado en la “Cañada de Hervás” en el término de Huelma, éste se sintió sumamente agraviado, por lo que decidió perseguir día y noche a Tomás hasta que diese con él y con su escondite. La tenacidad de este cortijero vendría a suponer el final de Tomás, ya que efectivamente, una noche lo vio colarse en el cortijo Nicolasa. Tras esperar pacientemente comprobó que el maqui no salía por lo que llamó a una pareja de la Guardia Civil que había haciendo guardia en el entorno de Cabritas, en el término de Bélmez. El cortijero aseguró a la pareja de guardias que Tomás había entrado y que no había salido, por lo que indefectiblemente debía de estar allí dentro.

Cortijo Nicolasa en la actualidad
Olivo desde donde la Guardia Civil esperó a Tomás, el cual según cuentan sus actuales propietarios, ha sido recortado y podado. Donde ahora se ve la canalización de la chimenea, antes estaba la puerta de entrada. 



Tras registrar e interrogar a Malena sin encontrar nada decidieron llamar a un oficial albañil que residía en un cortijo cercano, a fin de que midiera el recinto y comprobara tabiques y suelo, en busca de algún indicio que indicara la más mínima modificación de la estructura y delatara el escondite, pero el maestro albañil no encontró nada anómalo.

Tomás que había visto toda la escena desde su escondite, empezó a escuchar los golpes en la tabiquería y comprendió que tarde o temprano tirarían muros y paredes en su busca, por lo que decidió pertrecharse con su fusil y una granada fabricada por él mismo para darse a la fuga. Los guardias mientras tanto acechaban parapetados tras un olivo centenario que había frente a la puerta del cortijo. Tomás salió de su escondite, y velozmente apareció en la puerta frente al olivo para sorpresa de los guardias, lanzó su granada, pero no estalló, por lo que los guardias consiguieron acertarle un disparo que le alcanzó una pierna. Tomás continuó corriendo como pudo, barranco abajo hasta que se ocultó en un arroyo lleno de zarzas, desde donde se inició un tiroteo con la Guardia Civil. Tomás consiguió herir a un guardia, pero finalmente un disparo certero acabó con su vida.
Lugar donde se refugió Tomás tras escapar herido de una pierna cuando fue descubierto en el cortijo “Nicolasa”. Según testimonios de los propietarios, antes todo estaba cubierto de zarzas pero Tomás no dudó en parapetarse en el cauce del arroyo, aún con las zarzas.

Olivo donde murió Tomás “El Chaparro”
Al morir vino el párroco de Huelma y marcó una cruz en el tronco ayudado de un hacha. Actualmente quedan pocos vestigios de dicha cruz, ya que la oliva ha sido podada.

Tras el altercado los guaridas regresaron a por Malena, la cual pasaba de ser sospechosa a encubridora, la bajaron hasta el barranco junto al cuerpo del maquis. Ella rompió a llorar al ver el cuerpo de su amante y comenzó a temblar cuando los guardias le dijeron que echase a correr. Tras recorrer apenas cinco metros Malena fue abatida por un disparo de los guardias, según ellos, “cuando intentaba darse a la fuga”.
Loma de Cano, frente al cortijo Nicolasa.
Escondite utilizado por Tomás cuando sospechaba que la Guardia civil vigilaba el cortijo. Aquí pasaba el día, regresando al mismo al caer la noche.


La casa fue sometida de nuevo a un exhaustivo examen. Tras revisar toda la estructura, el albañil detectó una descompensación entre las medidas de la habitación principal y la altura total del cortijo. Había demasiado espacio entre el techo del salón y el tejado, por lo que indefectiblemente allí debía de haber una estancia oculta. Cuando entraron en el habitáculo pudieron comprobar que ésta se comunicaba con un agujero oculto tras un tabique de contención.

Tras la muerte de Tomás los hermanos se dispersaron, Manuel fue capturado y se le impuso la pena de 30 años. Francisco, por el contrario continúo cometiendo atracos y robos, a veces cuando no estaba el dueño del cortijo escribía en la pared: “recuerdos del Chaparro” con el fin de que no denunciara. Fue muerto en Granada tras un choque con la Guardia Civil el 13 de abril de 1946. La guerrilla quedó entonces totalmente desarticulada.


EN CONSTRUCCIÓN