lunes, 15 de octubre de 2012

Los maquis en las sierras de Jaén

EL CONTEXTO QUE FORJÓ AL MAQUIS

La España de principios del siglo XX vivía sumida en un complejo contexto socio-político sin parangón. Sumida en una fuerte crisis económica y con las instituciones resquebrajadas, la inestabilidad gubernamental era tal, que en poco más de veinte años, el país había soportado 33 cambios de gobierno, el asesinato de dos presidentes, la instauración y caída de dos repúblicas, un aparato militar fragmentado y en guerra con Marruecos, una monarquía alejada del pueblo con sus tesis tradicionalistas y unos políticos envueltos en fraudes, corrupción e ineficacia para ofrecer a la población siquiera el mínimo signo de esperanza.

Tras la caida de Primo de Rivera, Alfonso XIII abandona el país motivado por el apoyo que consiguieron los republicanos y anarquistas en las elecciones de 1931. Pero ni estos, ni la CEDA ( confederación de derechas autónomas) quedarían libres de escándalos financieros y políticos. Se convocan elecciones anticipadas, se radicalizan las posiciones ideológicas y el pueblo, de uno y otro signo, paulatinamente se va "armando". Proliferan las milicias antifascistas obreras, los escamóts, los requetés, las escuadras de falange, las juventudes de acción popular...

Las ucronías no forman parte de la historia, pero, ante semejante panorama compuesto por anarquistas, carlistas, partidos radicales, sindicatos verticales, libertarios, falangistas, caciques y revolucionarios, solo bastó una leve chispa para prender la llama de la guerra; el asesinato del giennense Teniente Castillo a manos de la derecha, y la venganza de la izquierda, asesinando a Calvo Sotelo. La guerra Civil, estaba servida.

No bien hubo terminado la guerra, el incipiente gobierno franquista promulga las  medidas legislativas pertinentes para erradicar todo viso de resistencia al nuevo sistema y por ende a los enemigos de la patria. La ley de responsabilidades políticas, de 9 de febrero de 1939, la ley de represión de la masonería y el comunismo de 1 de marzo de 1940 y la ley de rebelión militar de 2 de marzo de 1943, serían una buena muestra de ello.

Con estas leyes quedaba fuera de la ley, y por ende perseguido todo aquel que hubiese militado, participado o simplemente simpatizara con ideas sindicalistas o de izquierdas, así como todos aquellos que habían combatido del lado republicano.Por otro lado, la misma población tenía la obligación de delatar a los propios vecinos o conocidos en caso de que conociera de alguna actividad ilegal recogida en las citadas leyes.

Todos aquellos soldados que habían luchado contra el bando nacional y todos aquellos que eran conocidos en sus pueblos por frecuentar las casas del pueblo, ir a huelgas o simplemente leer prensa sindicalista, no tenían más opción que huir o dejarse apresar, para ser procesado de manera sumarísima y con sentencias fatales.

Las cárceles se hacinaban y se hubieron de habilitar nuevas, como el convento de Santa Clara. Pronto comenzó un exilio a países vecinos, Francia, Argelia, México. Otros en cambio prefirieron ocultarse durante años, en reducidísimos huecos practicados en sus casas a modo de escondite, fueron los llamados topos. Los más afortunados consiguieron salvoconductos nuevos e iniciaron una nueva vida con una identidad falsa en otras poblaciones.
Exiliados camino de Francia

Refugiados españoles en los campos de concentración franceses

Camino del exilio


Los exiliados fueron, en la mayoría de los casos repelidos a golpe de bayoneta por los comunistas franceses, que veían a los excombatientes republicanos como unos cobardes. Otros fueron arrojados a los terribles campos de concentración franceses, donde hubieron de vivir en condiciones infrahumanas, equiparables o quizás superando las pésimas condiciones de los campos nazis.


AGARRARSE AL MONTE

Para aquellos que se negaron a exiliarse o entregarse, no les quedó más salida que la sierra. Allí donde mejor se conoce el terreno y en colaboración que los cortijeros, pastores, carboneros y arrieros, los proscritos tendrían mejor pronóstico para resistir el momento histórico y esperar una intervención de los países antifascistas y la ONU, la cual nunca llegó.
Grupo de Maquis de los Montes de León

El término Maquis proviene del francés "maquisard", tiene influencia corsa, y en Córcega significa bosque, monte, selva. Desde antiguo se utilizaba la expresión "prende le maquis", cuya locución puede traducirse como "agarrarse al monte".

Fue precisamente en Francia donde se empieza a plantear una resistencia armada al régimen español. Se crea la "agrupación de guerrilleros" en 1941, pero tras ser admitida España por la ONU y levantarse el bloqueo, Stalin aconseja a Carrillo y La Pasionaria, el cambio de estrategia y el abandono de la lucha armada.

En Francia e Italia, los pueblos que apoyaron a los maquis fueron condecorados tras la guerra y los mismos guerrilleros reciben tributos en forma de plazas y nombres de calles, siendo recordados como auténticos héroes de guerra. 


LA VIDA EN EL LLANO Y EN LA SIERRA

El maquis intentaba pasar la mayor parte del tiempo oculto en su pueblo de referencia. Solo cuando se veía amenazado huía al monte y precisaba de apoyos en forma de intendencia, información y cobijo para las noches de invierno. Necesitaban puntos de avituallamiento para los desplazamientos y el concurso de una red de enlaces, apoyos, confidentes y estafetas, donde recoger correspondencia o custodiar armamento.

Sin un conocimiento castrense básico, las diversas agrupaciones de guerrilleros habrían sido capturadas rápidamente. Por eso, en la sierra realizaban los desplazamientos por la noche, alejados de los caminos y puentes, evitando pisar nieve, barro o trigales, marchando siempre en silencio y en formación fragmentada en grupos de 3 o 4 hombres para facilitar la dispersión encaso de alerta. El uso del fuego estaba restringido y se cocinaba lo estrictamente necesario, utilizando salazones y latas en conserva para no cocinar. Mucha intendencia, se dispersaba en perímetro alrededor del campamento, ocultándose en lugares secretos, para ser usado en caso de huida. Cuando se abandonaba el campamento, pasaban horas vigilando escondidos por si había sido descubierto y al caer la noche, solo un maquis penetraba en él, describiendo un código secreto con sus movimientos para informar al resto de la partida que permanecía escondida y atenta.

Si algún miembro de la guerrilla era capturado, se abandonaban posiciones para facilitar la confesión y minimizar la tortura del capturado. Y como no, sobrevivieron aquellos que desarrollaron una mayor intuición a los mas mínimos signos de peligro, bien vigilando a los propios compañeros ( por si había infiltrados) o a cortijeros.

MAQUIS EN JAÉN

Cuando se trata el tema del maquis, frecuentemente se piensa en el Norte, lo cual es un error. En 1945 el coronel de la Guardia Civil Eulogio Limia realizó un informe detallando la existencia de 9 guerrillas en todo el territorio nacional. De esas 9 agrupaciones 4 operaban en Jaén, por una sencilla razón; Jaén cuenta con 4 sierras. Practicamente toda la provincia estuvo repleta de guerrilleros, por eso la Guardia Civil hubo de dispersarse, hecho que facilitó la movilidad de los maquis.
Distribución de las guerrillas que operaban en la provincia

Para el gobierno de Franco el fenómeno maquis fue un problema, por lo que cambió de estrategia para su erradicación. No los podía perseguir por la sierra, lugar donde los guardias partían en desventaja, por lo que pasó a una política de premios a los delatores, desertores y arrepentidos, conmutando las penas, incluso ingresándolos en la misma Guardia Civil a los que se entregaran o confesaran.


MAQUIS EN SIERRA MÁGINA


Compuesta por dieciséis municipios, integrados en cuatro paridos judiciales, Úbeda, Mancha Real, Huelma y Jaén, hacen de la sierra un buen lugar donde parapetarse, ya que la proximidad entre sus poblaciones, unido a lo escarpado y abrupto del terreno, formado por grandes barrancos, valles, cuevas y despeñaderos, ofrecen un marco óptimo tanto para aprovisionarse como para guarnecerse.

En la pequeña Sierra Mágina, amén de otros guerrilleros, hubo, preferentemente tres grupos bien diferenciados, los cuales tenían un determinado ámbito de actuación bien delimitado. Estos fueron los hermanos ”Chaparros” que actuaban por el término de Huelma, el “Sargento Chamorro” que lo hacía por el suroeste, próximo a Mancha Real y finalmente “Catena” y “Pajuelas” que lo hacían en torno a lo municipios de Albanchez de Úbeda y Torres


GUERRILLA DE CATENA Y “PAJUELAS”

Antonio Catena Sanjuán, alias “Catena” era un ebanista de Torres, casado y con tres hijos. Al acabar la guerra se le instruyó procedimiento sumarísimo de urgencia y fue ingresado en prisión por participar como miembro de un jurado en un tribunal popular que condenó a varios hombres a la pena capital. Podemos por tanto,  considerarlo como un activo militante republicano.
Antonio Catena Sanjuán

Manuel López Guzmán "Pajuelas"

Una vez en prisión conoció a Manuel López Guzmán “Pajuelas” el cual a la postre se convertiría en su compañero. A ambos se le condenó a muerte y ambos decidieron escaparse de la prisión el 17 de enero de 1941, días antes de que llegara la hora de su ejecución. Conviene recordar que por aquel entonces la prisión provincial se encontraba saturada y se mantenía habilitado el convento de Santa Clara, por lo que no les resultó demasiado difícil escapar de ella, con una vigilancia menos estrecha que la prisión provincial.

Nada más escapar de prisión, se unieron a la partida de “Los Chaparros”, seguramente acuciados por la necesidad de encontrar un rápido auxilio, ya que este grupo era el único organizado que operaba por Mágina. Obtuvieron éxito en los numerosos golpes que dieron a molinos y cortijos y la red de enlaces, aspecto clave en la supervivencia del maqui, aumentaba considerablemente. No obstante, se separaron del grupo de los Chaparros, quizás por desavenencias motivadas por la dureza de sus acciones.

En 1944, Catena decide abandonar la sierra y la vida temerosa del maqui y se separa de “Pajuelas”, decide tomar  rumbo a Valencia, donde se pondría a trabajar de ebanista y olvidar su agitado pasado. Para ello paso varios meses escondido en un cortijo a la espera de conseguir salvoconductos falsos.

“Pajuelas” opera en solitario y se une a un grupo de enlaces con los que asesta varios atracos con éxito. El 31 de enero de 1946 “Pajuelas” en uno de estos atracos, los cuales realizaban disfrazados de Guardias Civiles, cae abatido cuando intentaba escapar. Se le practicó “la espera”, ya que quedó oculto en un desagüe y la guardia civil, aguardando desde cierta distancia ejecutó un disparo letal. Se le incauta, además de armamento y dinero robado, una libreta con gran cantidad de nombres que le servían de enlaces, así como de simpatizantes, militantes y encubridores. Este hecho sería, a la postre, determinante para acabar con el fenómeno maqui en sierra Mágina, ya que todo el entramado quedó al descubierto y  todos los que figuraron en aquella libreta, fueron puestos a disposición judicial, instruyéndose un procedimiento sumarísimo de urgencia, que llevó a prisión a 52 personas, la mayoría de Torres, de las cuales 5 fueron penadas a muerte. Posteriormente se endurecieron los interrogatorios a vecinos y familiares de los encarcelados dando origen a masivas detenciones en toda sierra Mágina, ya que no se necesitaban pruebas, solo el más mínimo indicio o sospecha para encarcelar y la Guardia Civil y las autoridades actuaron de manera contundente, erradicando la tupida red y el entramado maqui.

Con la incautación de la famosa libreta de “Pajuelas” se estrechó el cerco sobre Diego Fernández, propietario del cortijo que albergó a Catena los días previos a su marcha a Valencia, tras un un registro se encontraron con correspondencia enviada desde Valencia por el propio Catena a su amigo, invitándole a marchar a Valencia con él para buscar trabajo allí, comprometiéndose él mismo a facilitarle tal asunto. Tras un duro interrogatorio Diego Fernández colaboró para atrapar a Catena en Valencia.

Diego Fernández consiguió el indulto tras numerosas instancias, pero Catena ingresó en la Prisión Provincial donde quedó a disposición de un Juez Militar, el cual tras el correspondiente consejo de guerra lo condenó a muerte, siendo ejecutado en la madrugada del 20 de marzo de 1947. Sus restos fueron enterrados en al fosa común del “corralillo de los ahorcados” del antiguo cementerio San Eufrasio, de Jaén.

ALGUNOS DE LOS  CORTIJOS IMPLICADOS EN LA GUERRILLA DE CATENA Y “PAJUELAS”


Molino de Joaquín. Zona del río Hútar
“Pajuelas” secuestra con éxito al hijo del molinero Joaquín Amezcua Fernández, en enero de 1946.

Zona del río Hútar. Carretera Albanchez-Jimena
Se llevaron a cabo numerosos secuestros y robos en los diferentes cortijos y molinos.



GUERRILLA DE “LOS CHAPARROS”

Los hermanos Tomás, Manuel y Francisco García Fuentes, mas conocidos como “Los Chaparros” tenían su centro de operaciones en la zona sureste, alrededor de Huelma, Solera y Bélmez de la Moraleda. Viéndose peligrar en Sierra Mágina, hicieron incursiones por el norte de Granada, llevando a cabo algunos robos por el término de Dehesa de Guadix y Almedilla.

Tomás tuvo por amante a Malena, la mujer de un propietario de un cortijo, llamado cortijo “Nicolasa”. Malena se dedicaba a recoger esparto por la sierra, por lo que frecuentemente andaba sola por los páramos inhóspitos de Mágina. De esta manera conoció a Tomás, ya que este vivía permanentemente en la sierra, y no era de extrañar pues, que de tanto recorrer los rincones más alejados de Mágina en busca de esparto, más tarde que temprano, se cruzara con la guerrilla de “Los Chaparros”.

El matrimonio de Malena nunca pudo tener hijos, por lo que adoptaron uno. Pero a raíz de la relación de ésta con Tomás, el matrimonio tuvo dos hijos, por lo que ineludiblemente los vecinos comentaron que estos dos últimos hijos, en realidad eran de Tomás y no de su marido. La tía Nicolasa, madre del marido de Malena, vivía con ellos y al parecer estaba al tanto de todo.

El amante de Malena acudía con frecuencia a albergarse en dicho cortijo, hasta que en una fuerte discusión, Tomás mató al propietario, asfixiándolo con una manta y colgándolo de una viga posteriormente, para simular un suicidio por ahorcamiento. No obstante el forense de la guardia civil, manifestó sus dudas. El cerco se estrechó sobre el cortijo “Nicolasa” ya que la Guardia Civil empezaba a sospechar de la viuda.Cuando Tomás veía merodear a los guardias por las inmediaciones del cortijo, se trasladaba a los cerros del entorno, donde pasaba el día, hasta que se alejaba el peligro, regresando al cortijo al caer la noche. A veces debía pasar temporadas fuera, por lo que Malena vagaba por los cortijos limítrofes apenas sin ropa pidiendo comida para sus tres hijos. Los vecinos del entorno hoy día se muestran comprensivos con la situación de Tomás y justifican los robos y asaltos a los cortijos y molinos, ya que tenía que alimentar a una familia de cinco miembros.

Una vez que el “Chaparro” tuvo el campo libre, tras la muerte del marido de Malena, se instaló definitivamente en el cortijo, acondicionando un escondite digno del mejor guión cinematográfico, ya que consiguió permanecer oculto varios años. El cortijo disponía de una única planta de unos 20 m2  y sobre el techo de la estancia principal, construyó un falso techo al que accedía a través de una chimenea que había en la cuadra. A su vez, desde este falso habitáculo podía descender cruzando la chimenea hacía una agujero excavado en la tierra y situado tras un muro que sujetaba a un terraplén. Desde este habitáculo, tenía además visión de la entrada natural al cortijo, pues daba al camino principal.
Croquis del escondite de Tomás "Chaparro"

Cuando los hermanos “Chaparro” asaltaron y robaron al dueño de un cortijo situado en la “Cañada de Hervás” en el término de Huelma, éste se sintió sumamente agraviado, por lo que decidió perseguir día y noche a Tomás hasta que diese con él y con su escondite. La tenacidad de este cortijero vendría a suponer el final de Tomás, ya que efectivamente, una noche lo vio colarse en el cortijo Nicolasa. Tras esperar pacientemente comprobó que el maqui no salía por lo que llamó a una pareja de la Guardia Civil que había haciendo guardia en el entorno de Cabritas, en el término de Bélmez. El cortijero aseguró a la pareja de guardias que Tomás había entrado y que no había salido, por lo que indefectiblemente debía de estar allí dentro.

Cortijo Nicolasa en la actualidad
Olivo desde donde la Guardia Civil esperó a Tomás, el cual según cuentan sus actuales propietarios, ha sido recortado y podado. Donde ahora se ve la canalización de la chimenea, antes estaba la puerta de entrada. 



Tras registrar e interrogar a Malena sin encontrar nada decidieron llamar a un oficial albañil que residía en un cortijo cercano, a fin de que midiera el recinto y comprobara tabiques y suelo, en busca de algún indicio que indicara la más mínima modificación de la estructura y delatara el escondite, pero el maestro albañil no encontró nada anómalo.

Tomás que había visto toda la escena desde su escondite, empezó a escuchar los golpes en la tabiquería y comprendió que tarde o temprano tirarían muros y paredes en su busca, por lo que decidió pertrecharse con su fusil y una granada fabricada por él mismo para darse a la fuga. Los guardias mientras tanto acechaban parapetados tras un olivo centenario que había frente a la puerta del cortijo. Tomás salió de su escondite, y velozmente apareció en la puerta frente al olivo para sorpresa de los guardias, lanzó su granada, pero no estalló, por lo que los guardias consiguieron acertarle un disparo que le alcanzó una pierna. Tomás continuó corriendo como pudo, barranco abajo hasta que se ocultó en un arroyo lleno de zarzas, desde donde se inició un tiroteo con la Guardia Civil. Tomás consiguió herir a un guardia, pero finalmente un disparo certero acabó con su vida.
Lugar donde se refugió Tomás tras escapar herido de una pierna cuando fue descubierto en el cortijo “Nicolasa”. Según testimonios de los propietarios, antes todo estaba cubierto de zarzas pero Tomás no dudó en parapetarse en el cauce del arroyo, aún con las zarzas.

Olivo donde murió Tomás “El Chaparro”
Al morir vino el párroco de Huelma y marcó una cruz en el tronco ayudado de un hacha. Actualmente quedan pocos vestigios de dicha cruz, ya que la oliva ha sido podada.

Tras el altercado los guaridas regresaron a por Malena, la cual pasaba de ser sospechosa a encubridora, la bajaron hasta el barranco junto al cuerpo del maquis. Ella rompió a llorar al ver el cuerpo de su amante y comenzó a temblar cuando los guardias le dijeron que echase a correr. Tras recorrer apenas cinco metros Malena fue abatida por un disparo de los guardias, según ellos, “cuando intentaba darse a la fuga”.
Loma de Cano, frente al cortijo Nicolasa.
Escondite utilizado por Tomás cuando sospechaba que la Guardia civil vigilaba el cortijo. Aquí pasaba el día, regresando al mismo al caer la noche.


La casa fue sometida de nuevo a un exhaustivo examen. Tras revisar toda la estructura, el albañil detectó una descompensación entre las medidas de la habitación principal y la altura total del cortijo. Había demasiado espacio entre el techo del salón y el tejado, por lo que indefectiblemente allí debía de haber una estancia oculta. Cuando entraron en el habitáculo pudieron comprobar que ésta se comunicaba con un agujero oculto tras un tabique de contención.

Tras la muerte de Tomás los hermanos se dispersaron, Manuel fue capturado y se le impuso la pena de 30 años. Francisco, por el contrario continúo cometiendo atracos y robos, a veces cuando no estaba el dueño del cortijo escribía en la pared: “recuerdos del Chaparro” con el fin de que no denunciara. Fue muerto en Granada tras un choque con la Guardia Civil el 13 de abril de 1946. La guerrilla quedó entonces totalmente desarticulada.


EN CONSTRUCCIÓN


sábado, 23 de junio de 2012

La Batalla de las Navas de Tolosa



Ruta de la Batalla de las Navas de Tolosa
A través de esta ruta podemos reproducir el recorrido que hicieron las tropas cristianas cuando atravesaron la sierra de Despeñaperros mientras se dirigían hacia el encuentro de los almohades para batirse el cobre contra ellos. El ejército cristiano atravesó buena parte de la meseta castellana, pero fue en Sierra Morena, concretamente en el parque natural de Despeñaperros, donde ocurrieron los hechos más determinantes para el devenir de la contienda. Con la realización de esta ruta conoceremos los lugares de paso, los enclaves decisivos, los campamentos y los escenarios de una de las batallas más importantes de la Historia de España.

SITUACIÓN PREVIA


Podemos afirmar que la batalla de las Navas es una de las más singulares de la historia. Fundamentalmente por tres motivos; en primer lugar se trata de una batalla campal, hecho que ha ocurrido en contadísimas ocasiones en la Edad Media -Nunca tantas armas se vieron en España- contaba un testigo ocular de la contienda, ya que los enfrentamientos consistían en razias, escaramuzas, incursiones rápidas y cabalgadas con el propósito de causar daño material al enemigo, devastando pastos y cultivos o saqueando y secuestrando tanto a pastores y ganaderos como a sus propios ganados. Por lo que el hecho de que se unieran dos grandes ejércitos para batirse en campo abierto supone una excepción a la manera de hacer la guerra en el medievo.

Pero, ¿Por qué ocurrió esta gran contienda en lugar de las frecuentes cabalgadas? Como siempre, a parte de las razones de carácter religioso, como salvaguardar la cristiandad, los motivos por los cuales los divididos y enemistados reinos hispanos decidieron unirse para presentar batalla, hay que buscarlos en términos políticos y económicos, tal y como ocurrió con la declaración de cruzada por parte del papado. Los motivos exceden a los puramente religiosos.

Empezando por el poder de Roma, se ha constatado que en principio fueron reacios participar en la contienda, de hecho se niega la declaración de cruzada en la primera carta que envía Alfonso al papa del momento Celestino III. Posteriormente y con el cambio de Papa y, posiblemente gracias a la intervención del Arzobispo de Toledo ( el cual se personó en Roma y se dirigió al cónclave en cinco idiomas, asombrando a propios y extraños) se decide declarar la contienda como cruzada. En términos político-económicos el Mediterráneo era un enclave fundamental del comercio de la época. Por otro lado Génova, mantenía relaciones con los almohades con los cuales comerciaba libremente utilizando todo el Mediterráneo. El papado de Roma se estaba viendo en una situación desfavorable ya que Génova se estaba convirtiendo en un bastión con demasiado poder, aglutinando en torno a su puerto gran cantidad de comerciantes y riquezas. Por si no fuera poco, el tránsito del comercio del oro, el cual discurría por un eje anglo-francés, de Noroeste a Sureste, atravesaba de lleno la ciudad de Génova, por donde debían de pasar los cargamentos nada más cruzar la frontera italiana. Si el papado daba un golpe de gracia a los almohades, a la vez que recomponían el cristianismo, debilitarían el comercio marítimo que los genoveses mantenían con los musulmanes. Seguramente cuando el arzobispo de Toledo se dirigió a Roma para solicitar ayuda, dejó caer estos argumentos muy sutilmente, a lo que los prelados del vaticano, una vez que hubo cambio de Papa, accedieron sin titubeos.

Los reinos de la Hispania también mantenían intereses encontrados, los cuales confluyeron en Las Navas. El primer impulsor de la reconquista, el monarca castellano, no atacó en primera instancia hacia los invasores del sur, sino que intentó ampliar su territorio por el mediodía francés, bien por complacer y ampliar la dote de su consorte, Leonor, hija de los reyes de Inglaterra, los cuales cedieron a la corona de Castilla parte de la Gascuña en territorio francés. Sus intentos se vieron frustrados, pues los francos siempre supieron repeler los intentos de conquista, como ya hicieron con los propios almohades en la batalla de Poitiers. Por eso, su estrategia cambió de rumbo, fijándose de nuevo en el sur peninsular, para que a la vez que restauraba la religión cristiana, extendiera sus dominios, esperando correr mejor suerte que en tierras francas.

El monarca aragonés, no tuvo ninguna duda y desde el primer momento entendió que la amenaza almohade suponía un freno grave al engrandecimiento del reino de Aragón. Como se ha mencionado, el Mediterráneo era un centro neurálgico de comercio y aquel que estuviera geográficamente bien posicionado dentro de este escenario se vería enriquecido por la multitud de transacciones comerciales que aquí se daban. La corona aragonesa que ya controlaba las costas catalanas, se vio gravemente perjudicada, cuando tras la batalla de Alarcos, donde los cristianos fueron severamente derrotados, el imperio almohade retomó las Islas Baleares, arrebatándoselas a los cristianos. Este enclave era de vital importancia y además una de las pocas posibilidades de expansión que el reino aragonés contemplaba, abrir sus dominios hacia el Este. Por ello, Pedro II no dudó en acudir a Las Navas.

El rey navarro, por contra, siempre se mostró indiferente ante la reconquista. Su territorio estaba completamente rodeado por sus monarcas primos. Castilla y Aragón le impedían una expansión en cualquier dirección. Al verse continuamente amenazado por estos territorios, Sancho VII no dudó en solicitar ayuda a los almohades para combatir contra sus reinos vecinos. Hay constancia de visitas al califa, incluso rumores de una unión de la hija de éste con el rey navarro. Por estos motivos, los navarros nunca se mostraron activos en la reconquista, prefería un aliado en el sur para combatir a sus congéneres que atacar a aquel que le auxiliaba y suministraba recursos para la expansión o defensa de sus fronteras. Pero Sancho VII se iba a jugar una última e inteligente carta. Si la empresa diseñada por el castellano obtenía éxito, éste empezaría a repoblar territorio al sur del Tajo, circunstancia que haría aflojar el cerco sobre las fronteras navarras con las castellanas. Quizás ayudando mínimamente (el rey navarro acudió solo con 200 caballeros) a Alfonso en su particular cruzada, recuperaría los enclaves arrebatados por los castellanos, como Vitoria, a la vez que disfrutaría de un periodo de paz, sin contar con el posible botín que podría arrebatarle a los agarenos. No sabemos las razones que esgrimió el arzobispo de Narbona cuando se entrevistó con Sancho para convencerle de que acudiese a las Navas, mientras bajaba con los ultramontanos en dirección a Toledo. Pero seguramente dejó entrever al monarca navarro que podía jugar una inteligente baza si acudía junto a Alfonso. Como así fue.


Respecto a León y Portugal, los cuales no acudieron a la cita, aunque si consintieron en dar libertad a aquellos nobles que quieran asistir, se mostraron quizás expectantes y reacios. Una derrota del castellano, debilitaría extremadamente a su peor enemigo, hecho que le dejaría el campo libre para continuar hostigando a Castilla y arrebatarle enclaves, como así hizo mientras las huestes castellanas estaban en las Navas. Su estrategia era esperar y ver acontecimientos, desde una postura neutral. Si Castilla obtenía la victoria, no tendría mas remedio que colonizar las posiciones del Sur, quedando así libre territorio al Norte, y si Castilla perdía, quedaría debilitada gravemente y sería fácil arrebatarle enclaves.


En segundo lugar, la batalla se ha desarrollado en un escenario que ha sido utilizado desde tiempos ancestrales. El paso de Despeñaperros se haya en una encrucijada de caminos donde podemos encontrar huellas de presencia humana desde tiempos neolíticos. Para atravesar Sierra Morena desde la planicie manchega, el paso utilizado por íberos, visigodos, romanos, árabes y castellanos ha sido el puerto del Muradal. En sus inmediaciones podemos contemplar restos de ventas que hunden sus orígenes en el medievo, así como un sistema de puertos, utilizado para atravesar la sierra desde siglos atrás. El complejo Muradal – Puerto del Rey como vía de paso, está documentado desde los primeros trabajos geográficos de España, allá por tiempos de Felipe II o Hernaldo de Colón y ha sido protagonista de multitud de congresos y estudios sobre caminería antigua hispánica. Igualmente existen restos de calzadas romanas construidas a fin de facilitar la extracción de mineral de las minas del Centenillo y La Carolina. Junto a los restos de un asentamiento iberos circula un camino que unía enclaves como Cástulo, Oretania y Mentesa, poblaciones de importancia en la España ibera. Comprender por tanto, la geografía de la batalla; el itinerario de las tropas cristianas, el puerto utilizado para el tránsito, la ubicación de La Losa, en definitiva, nos hace comprender uno de los entramados viarios y de caminería mas antiguo de la historia de España.

Otra aspecto que hace de las Navas una batalla especial y diferente, es que, aún no conocemos determinadas ubicaciones implicadas en el desarrollo de la batalla, hecho que la convierte en objetivo de multitud de discusiones, estudios y congresos, con el fin de determinar con exactitud algunos puntos que permanecen desconocidos. Para un historiador, adentrarse en conocer los lugares exactos donde ocurrieron algunos episodios, como el camino alternativo del pastor o el Paso de La Losa, resulta especialmente atractivo, pues abre la puerta a la investigación histórica, hecho que no se da en otras batallas del medievo.

Por último, la batalla de las Navas contiene todos los elementos medievales posibles, que la convierten en una batalla tipo. No faltan los trovadores, que fueron difundiendo la contienda con sus romances por los castillos y fortalezas del sur francés, en plena región del Loira, ni los que fueron narrando los hechos tras la victoria, en la península. Acudieron a la contienda además, los enigmáticos monjes templarios y ocuparon un lugar determinante, pues sabían de las técnicas de guerra que utilizaban los sarracenos, ya que se habían batido en Tierra Santa con ellos, en las cruzadas. También participaron otras órdenes militares, como las de Calatrava, Santiago, el Císter y el Hospital, y ciertamente, en pocas ocasiones se juntaron tantos y tan bravos guerreros, cada uno con sus emblemas y distintivos, dando un toque de color a los campos de España como nunca antes se había visto. A la llamada de las Navas acudieron además, la mayor representación posible de nobles, hidalgos, casas reales, así como arzobispos, obispos y prelados de todo la geografía española y parte de la europea. Y todo sin olvidar que se trató de una cruzada en suelo europeo, algo insólito.

En definitiva, en la Navas, confluyen elementos históricos de gran valor e interés, que la convierten en un acontecimiento crucial, tanto por el momento histórico donde se produjo, en plena reconquista, como por los elementos mencionados.



El 19 de julio de 1195 se libró en Alarcos, una fortificación cercana a Ciudad Real, una batalla que supuso el preámbulo de la contienda de las Navas de Tolosa.  En estas tierras manchegas, Alfonso VIII, pudo comprobar como los ataques envolventes y en oleadas sucesivas de cargas y retiradas practicadas por la caballería almohade, derrotó de forma implacable a las propias tropas del monarca castellano. No obstante, fuese precipitación o estrategia intencionada, el rey de Castilla luchó solo en Alarcos. Los monarcas de León y Navarra estaban enemistados con Alfonso VIII y no quisieron apoyarle en su afán por poner freno a las aspiraciones de conquista musulmanas. La derrota de Alarcos iba a suponer un peligro mucho mas serio para la cristiandad hispana que la simple pérdida de un territorio. Al frente del imperio almohade se hallaba el más grande de los Miramamolines, Yacub Yusub el cual, tras la contienda de Alarcos, agregó a su nombre el término Al-Mansur  “el victorioso”. Los reinos hispanos quedaban así relegados al tercio norte peninsular, pues a partir de Alarcos la frontera entre cristianos y almohades quedaría establecida entre los montes de Toledo y el Guadiana.


Posteriormente a Almansur le sucede su hijo Al-Nasir, el Miramamolín, el cual toma el testigo para continuar su invasión. Los monarcas establecen un pacto de no agresión pero ambos saben que han de darse cita nuevamente. Alfonso rompe el pacto saqueando algunas posiciones árabes, entre ellas Jaén. Se establece el verano de 1212 para la gran batalla. Los cristianos se dan cita en Toledo  y ponen rumbo a Sierra Morena. Comienza la batalla. 
Fortaleza de Alarcos, a cuyos pies se libró la batalla previa a la de las Navas.








Vídeo sobre el itinerario de aproximación a Sierra Morena




Para comprender la dificultad que supuso desplazar al gran ejército que se dio cita en Toledo, es interesante ver el siguiente vídeo.




Vídeo sobre las necesidades de la tropa. Intendencia y Logística.




INCURSIÓN EN LA SIERRA O LOS CAMINOS DEL MURADAL


Parecería fuera de toda duda que las tropas de Alfonso penetraron en la sierra por el camino ancestral del Muradal. Pero si es así, ¿Cómo se explica que exista un camino romano en el Puerto del Rey? Las vías romanas estaban preparadas para la rodadura y ascender a la sierra hubiera supuesto mayor comodidad por un sistema de caminos preparado para el carro, con más anchura, que utilizar un camino de herradura como era el del Muradal, obligando a formar largas hileras de soldados en peregrinaje de a dos en vez de caminar en formación de a cuatro. Por otro lado ¿Qué hace el castillo del Ferral en el camino del Muradal? Si el tránsito por la sierra se hacía desde tiempos romanos por el Puerto del Rey, ¿por qué abandonaron los musulmanes este puerto trasladándose al Muradal y colocando allí una fortaleza vigía? ¿ no sería acaso, mas efectivo reparar el camino romano del Puerto del Rey, si es que se había deteriorado, sustituyendo aquellos tramos por empedrados nuevos que construir un castillo en otro puerto, con desniveles mas acusados en su vertiente sur? Posiblemente, es que el camino romano del Puerto del Rey nunca haya sido romano y la auténtica vía de Hercúlea mencionada por Estrabón, la que conducía desde Gades a Narbona haya sido desde siempre la que transcurre por el camino del Muradal.  Los caminos romanos aprovechaban las vías construidas por los iberos y visigodos y  Sierra Morena se encuadra dentro de la Oretania cuya capital era Cástulo la cual tenía que estar comunicada con otras grandes urbes como Oretum en Granátula de Calatrava o Mentesa más hacia el levante peninsular.


Senda del Puerto del Rey (en color rojo) y camino del Muradal (amarillo) los lugares ancestrales para atravesar la sierra.

Las referencias históricas más antiguas descritas por los viajeros o geógrafos siempre indican el uso del Muradal como vía de paso.Hernaldo Colón, hijo del descubridor al realizar su cosmografía de España, datada en 1517 pasa por Sierra morena desde Vilches, la Matanza de Moros y El Ferral, describiendo que pasó por el Muradal, donde cerca existía un castillo, por lo que no está sino describiendo las etapas y lugares de paso del Muradal.

Otro dato no lo proporciona la  documentación sobre un pleito ocurrido en 1544 entre el Viso y Baeza (ésta tenía la jurisprudencia sobre toda la sierra) causado por dos mojones y dudas sobre deslindes de los límites provinciales de cada partido, se aclaran los términos de Puerto del Muradal y Puerto del Rey, otorgando el calificativo de camino real al primero y de senda al segundo.

Cuando Villuga y Meneses realizan sus descripciones en sus trabajos “Repertorio de todos los caminos” datados en 1546 y 1576 respectivamente, al mencionar los Caminos de Toledo a Málaga y Granada, mencionan las ventas del Viso y la Hiruela como escalas de un itinerario. Recordemos que la venta de La Hiruela está a los pies del Muradal.

Otra prueba de que el camino del Muradal se usaba desde al menos 1574 cuando las Relaciones de Felipe II, el primer gran trabajo topográfico de España, se interroga a La Solana y esta responde  “…la dicha villa está en el camino real de Andalucía por la salida del puerto del Muradal…”

Podemos comprobar el primer cambio en el sistema de puertos utilizado para atravesar la sierra en  el mapa del obispado de Jaén, donde se plasma el Puerto del Rey para cruzar la sierra.

Posteriormente aparece otra referencia sobre la vía principal de la sierra en el mapa de Gregorio Forst 1653 donde aparece el Puerto del Rey como el camino de tránsito con sus dos ventas, Venta Bazana y Venta de Miranda. En estas fechas seguramente se construyó El Empedraillo a fin de reparar el camino y adecuarlo para la rodadura, como así lo atestiguan las marcas de carruajes en La Asperilla, cerca de Miranda. Cuando se inicia el proyecto de repoblación de Las Nuevas Poblaciones, el intendente Olavide cambia de nuevo el camino desplazándolo desde Las Virtudes hacia Aldeaquemada, terminando en la Venta de Los Palacios en Santa Elena. Solamente se usó el camino de Olavide por diez años, pues en 1783, se constituye el definitivo camino de Lemaur, por la misma garganta de Despeñaperros, con sus dos ventas, la de Cárdenas a la entrada y la de las Correderas a la salida del cañón, para terminar en Los Palacios, lugar donde se pagaba el portazgo.




Mapa del Obispado de 1587 y mapa realizado por Gregorio Forst en 1653, en ambos se indica que el Puerto del Rey es el camino principal para atravesar la sierra.


En este sentido un documento oficial fechado en 1777 referente a las obras proyectadas por el Carlos Lemaur insta a S.M. a “que se ejecute el nuevo camino en el Puerto del Rey por Despeñaperros”


Para algunos autores la identificación de caminos primitivos prerromanos, íberos, visigodos, vías romanas organizadas y caminos reales cristianos, a día de hoy es prácticamente imposible de diferenciar ni de establecer. Posiblemente esto se debe a que cuando los autores antiguos, tanto de los rudimentarios mapas como de las someras descripciones, mencionaban como parte de un todo, sin diferenciación alguna al sistema del Muradal comprendiendo al Puerto del Rey, Muradal incluso Paso de Despeñaperros como el mismo enclave.  No cabe duda pues de que bajo la denominación de Puerto del Rey o Puerto del Muradal se incluyen uno a otro, sin distinción.

Huici Miranda sitúa la incursión de las tropas por el Puerto del Rey, cuando éstas los hicieron por el Muradal. Para Lemaur el paso de Despeñaperros era parte del Puerto del Rey. Está claro pues que lo que ha ocurrido es una sustitución sucesiva en el uso de estos puertos, independientemente de por donde se transitara. En ciertas ocasiones la vía principal era el Muradal y el Puerto del Rey el secundario y viceversa.

Establezcamos entonces que el camino del Muradal ha sido la principal vía de paso ancestral para cruzar la sierra, si bien se han producido sucesivas sustituciones entre unos caminos y otros. 

Sistema de caminos utilizados en Despeñaperros para salvar el puerto y sistema de ventas a la entrada y salida de la sierra para servir de postas, portazgo y descanso del viajero.

Las tropas de Alfonso, siguieron el itinerario del camino Toledo-Granada descrito por Villuga y Meneses, utilizado por los viajeros españoles anteriores al siglo XVI, instalando su campamento en las explanadas de La Hiruela.

Curso del río Magaña por donde transitaron las tropas en su aproximación a la sierra.

Ascensión al Muradal utilizado por los cruzados. El perfil de la subida muestra una pendiente del 10% algo muy cómodo para tratarse de coronar un puerto.
Explanada al pie del Muradal, lugar donde se instaló el último campamento antes de adentrarse en la sierra.


Cerro del Rey en cuya cima se instalaron las tiendas de los nobles.
Vistas de la vertiente Norte en plena ascensión al Muradal.
Vistas desde la cima del Muradal hacia la vertiente Noreste. Se puede observar como el camino que viene desde el Norte (Almuradiel) hacia La Hiruela es más cómodo que el utilizado por las tropas de Alfonso VIII, ya que éstos venían de Salvatierra más escorado hacia el Noroeste.
Itinerario de aproximación de las tropas cristianas a la sierra de Despeñaperros.


Recorrido virtual del camino de incursión en la sierra



Explanada en la cima del Muradal, lugar donde se instaló el penúltimo campamento


Explanada de la cima del Muradal repoblada con pinos. Se han encontrado restos aislados de armas, por lo que parece que aquellos soldados que se retiraban del campamento eran asaltados y abatidos.


Vistas de Santa Elena desde la cima del Muradal. Esta fue la primera imagen que tuvo Alfonso VIII de su enemigo, ya que los musulmanes tenían sus tiendas instaladas en esta localidad.






EL PASO DE LA LOSA

Podríamos calificarlo también de camino omitido porque no pudo transitarse por impedirlo el despliegue el ejército musulmán. El paso de la Losa es una de las localizaciones más conflictivas en la geografía de la batalla.

Itinerario hacia el Paso de la Losa. Estrategia que a la postre no resultaría
En los textos coetáneos a la batalla, La Losa recibe tanto el nombre de Puerto como el de Paso. Independientemente de la ubicación o significado etimológico del topónimo, el que ocurran en esta ubicación las escaramuzas no se debe a algo casual, sino mas bien al contrario. Los consejeros del califa asesoraron excepcionalmente bien, ya que mientras éste estaba todavía en Baeza, destacó a algunos hombres hacia las navas para que cortaran el paso a los cristianos e impedir que se desembarazaran de la sierra y desplegaran sus tropas en el llano. Estratégicamente el plan era perfecto. Mientras el grueso del ejército musulmán pacía en un lugar donde abundan los pastos, las navas y las fuentes, dominando un paso estrecho, fácilmente defendible, los cristianos tendrían que realizar su largo peregrinaje desde Toledo, con las consabidas dificultades de avituallamiento, para terminar encajonándose en una garganta mortal, que les impedía desplegar su poderío militar, ya que tendrían que desfilar en filas quedando totalmente expuestos desde los laterales que flanqueaban el paso desde la altura. Al-Nasir sabía que Alfonso no metería en esa encerrona mortal a las tropas, por lo que tocaría la retirada sin apenar haber plantado batalla alguna. Seguidamente las tropas cristianas, defraudadas y desanimadas no tendrían mas remedio que regresar a la planicie manchega, bien para buscar un camino alternativo, bien para abandonar la contienda (recordemos que a Alfonso le costó sobremanera convencer a sus monarcas vecinos para que acudiesen a la lid, por lo que tras el fiasco, no estarían por la labor de continuar tamaña empresa ante tantas vicisitudes como caminos tomados, calor, problemas de abastecimiento, etc.) Muchos autores han tratado de ubicar el crucial Paso de la Losa, aportando cada uno sus conclusiones, si bien todas las teorías dejan algún cabo suelto.


Para ubicar el paso con precisión es interesante comprobar las crónicas que nos dejaron los testigos oculares de la batalla:



“…donde hay una roca inaccesible y un torrente de agua…”

                                                           Jiménez de Rada




“…y ese día tomaron los nuestros Castro Ferral, a cuyo pie hay algunos torrentes, unas rocas cortadas a pico y unos barrancos, y es tan estrecho allí el paso, que incluso se hace dificultoso para los equipados a la ligera…”
                                                           Jiménez de Rada


“…Logares muy guisados de caer ommes et bestias…”
                                                           Crónica General


“…un paso estrecho y difícil, y era tal que mil hombres podían defenderlo de cuantos pueblan la tierra…”
                                                    Alfonso VIII

Hernández-Pacheco coloca el Paso de la Losa en el camino de acceso al Puerto del Rey, por lo que el pastor les llevó hasta Venta de Cárdenas para subir cerca del arroyo de Valladeares, al este del Ensancha.

Huici describe en términos tajantes “en el  salto del fraile está el paso de la Losa”. Pero según atestiguan algunos lugareños, entre ellos el guarda del parque, existen dos lugares con el topónimo Salto del Fraile, uno cerca del Empedraillo, denominado Salto del la Graja, allá donde la pantaneta del Arroyo del Rey se precipita y otro en la nacional IV entre los km. 248 y 249. Huici nos ofrece una segunda ubicación “donde confluyen los arroyos de Navalquejigo y Navavaca” hay unos grandes peñascos, lisos como una losa y verticales como un muro, denominadas en el IG como Cerradas del Castillo.
Localización de La Losa en el Salto del Fraile. El topónimo hace referencia al paraje donde el bandolero apodado el Fraile, cometía sus golpes, para después huir hacia unas cuevas que hay junto al arroyo de Navalquejigo, de asalto del Fraile ha degenerado en Salto del Fraile

La teoría de Hernández-Pacheco es difícil de conjugar teniendo en cuenta que no sabían esquivar el célebre paso, pues no se comprende que los adalides de Alfonso supieran ascender a la sierra por el Puerto del Rey y no sepan descender sin evitar el castillo del Ferral con su paso de la Losa, por el mismo camino natural, que además contiene el Empedraillo. Porque el pastor les enseñó, si consideramos esta opción, el camino que conecta el puerto del Rey con el Empedraillo. Además en las inmediaciones del Puerto del Rey no hay este tipo de pasos tan angostos descriptos.

Respecto a la segunda opción es interesante mencionar que la famosa losa que existe cerca de la confluencia de los arroyos Navavaca – Navalquejigo ha sido la protagonista de otras muchas teorías para localizar en este punto el paso de la Losa. En efecto, no existe en toda la sierra otra lasca de proporciones tan enormes como esta, pero ¿como se desciende por el salto de la cerrada del castillo, o por la confluencia de los arroyos? En la práctica es imposible, pues hay saltos de agua de más de 10 mts. Pudiera ser que en el siglo XII existiera un camino que discurriera cerca del curso del arroyo, que es el único lugar que encaja con las descripciones del arzobispo, pero se hace difícil conciliar que los ingenieros de la antigüedad decidieran diseñar un camino salvando cerradas y cascadas de forma temerosa en vez de planificar un camino desviado de este punto solamente unos centenares de metros para ubicarlo en el altiplano de la Matanza de Moros y en la Explanada de las Calaveras, que es un lugar suave, llano y sin saltos ni cascadas.

Losa en las cercanías del castillo










Losa a los pies del Castillo del Ferral. Por su ubicación ha confundido a multitud de investigadores.



Explanada de la Matanza de Moros, descrita por Hernaldo Colón. En ella han aparecido multitud de cadáveres por lo que fue lugar de enfrentamientos.


Collado de las Calaveras. Lugar donde tradicionalmente se ha ubicado el Paso de La Losa


En estos collados parecería imposible ubicar el Paso de La Losa, ya que el terreno no encaja con las descripciones.


Vistas del Ferral desde los collados.


Corchado Soriano apunta en una dirección original, pues el célebre paso, a su juicio, debe situarse en el camino que utilizó el ingeniero Lemaur en el siglo XVIII para trazar su camino más corto a Andalucía. Sobre el terreno, el único lugar de la sierra que contiene desfiladeros angostos, piedras cortadas a pico y grandes barrancos, es sin duda y de manera espectacular, el actual paso de Despeñaperros. Pero no basta con ubicar en tal o cual posición a la Losa, está debe corresponderse tanto con el camino ancestral de paso de la sierra, como con el camino alternativo del pastor. Si la losa era el paso de Despeñaperros ¿donde está el camino antiguo para pasar por este barranco? Y ¿por cual alternativa les condujo el pastor? Parece imposible que en la baja edad media por aquí transcurriera un camino por la dificultad del terreno.


Garganta de Despeñaperros. El lugar encaja perfectamente con las descripciones de la Losa, pero nunca hubo camino hasta que en 1777 lo creara Carlos Lemaur


Rocas cortadas a pico, como narran las descripciones de la batalla



La toma de la Losa obstruía el camino a los cristianos que ya tenían el castillo del Ferral, por lo que siguiendo este razonamiento, el único emplazamiento posible es colocar el paso de la Losa en el camino que baja del Muradal al llano, pasado el castillo. Además, recorriendo el terreno y apostando por que el camino del Muradal ha sido el camino ancestral para el tránsito de la sierra, desde Castro Ferral al llano, entendido éste como el arroyo del Rey, no hay ningún paso estrecho, ni desfiladero imponente e imposible de pasar.

Segunda ubicación del Paso de la Losa, allí donde se desdobla la autovía.
En 2002 Sánchez Sánchez aporta un clarificador documento que prácticamente va a delimitar de forma permanente y sin fisuras el Paso de La Losa, coincidente además con las teorías que tanto Carlos Vara anticipara en 1999, como Molina de la Torre en un artículo publicado en 1913 en la revista Lope de Sosa. Se trata de un deslinde y amojonamiento de la villa de Vilches con la de Baños datado en 1627.  Concretamente se señala la ubicación de 16 mojones los cuales señalan la trayectoria del camino del Muradal, ubicando a la venta de Los Palacios en Santa Elena y al Puerto de La Losa en la confluencia de los arroyos Charcones – Rey. Rosado y López apuntaban al respecto de esta teoría que “su situación tan próxima a Santa Elena lo descarta como paso de la Losa”, y siguen manteniendo su ubicación según la propuesta por Huici. Pudiera ser fácil dejarse llevar por la tesis de estos autores, pues a priori, no parece lógico que el califa musulmán plante su campamento justo por donde tiene que pasar el contingente cristiano, pero obvian que en el plan de Al-Nasir no figuraba dicha travesía, sino hacerlos retroceder para atacarlos en retirada.

En dicho deslinde el Paso queda reflejado con tres mojones colocados a lo largo del valle que forma el curso del arroyo de los Charcones en busca del arroyo del Rey. El Puerto de la Losa es pues todo el espacio ocupado por la vía romana entre Santa Elena y la confluencia de los arroyos Charcones – Rey, quedando comprendida entre el desdoblamiento que forma la antigua autovía. Actualmente no quedan sino vestigios de esa gran losa, pero justamente por que ha sido cortada a pico por los lugareños para fabricarse cortijos, bancales y toda clase de construcciones, extrayendo lascas de la losa. Quizás por eso el arzobispo escribía “había unas rocas como cortadas a pico”. El paraje también cuenta con un manantial de agua, el llamado “Chorro del Obispo” según los lugareños con mas edad. El topónimo no es baladí porque seguramente se refiere a Jiménez de Rada el cual describió el paraje en sus crónicas, deteniéndose mientras regresaba a Toledo. Este chorro no se puede contemplar actualmente, pues su agua ha sido canalizada hacia la población de Vilches. El paraje cuenta con barrancos cercanos, la garganta de Despeñaperros, con tramos donde las bestia pueden caer, pues nada más cruzar el arroyo del Rey la senda transcurre por medio de una ladera empinada, donde seguramente a los caballos les daría miedo pasar. Y finalmente cuenta con la roca inaccesible, pues la Losa en tiempos de Alfonso VIII estaría con mucha mas altitud ya que no la habrían desgajado para fabricar cortijos, por lo que tendría el aspecto de una roca inaccesible. Por lo que respecta al camino alternativo del pastor, al situarse el Paso tan al Sur, queda toda la sierra para ofrecer una alternativa, por lo que esta ubicación no contradice la posibilidad de que Martín Halaja les guiara por cualquiera de las teorías propuestas como el camino del Umbría (Rosado y López) la cuerda de Malabrigo (Vara torbeck) o el Estrecho de Puerto Arenas ( B. Jurado.) los cuales analizaremos a continuación.



En el interior de esta localización existen rocas como cortadas a pico.
Vistas desde la cima del Cerro de Las Baterías. Esta era la visión que tuvo el califa almohade. La posición es extraordinaria pues contempla todo el desfiladero de La Losa y bien habría podido dirigir los ataques a los incautos cristianos que se hubiesen adentrado en ella.


Cerro de Las Baterías. Lugar donde Al-Nasir instaló su puesto de mando para controlar la maniobra. El topónimo hace referencia a las baterías antiaéreas que se colocaron durante la Guerra Civil.





Senda estrecha en el interior del paso.


Vistas del Paso de La Losa


Flancos del paso. En la cima se han encontrado restos de canastos de flechas preparados para ser lanzadas.


Al fondo Santa Elena


Cerrada fácilmente defendible por pocos si se asientan en las alturas laterales.


Losa que da nombre al paraje. Los antiguos cuentan que hace 50 años medía tres metros mas de altura. Por lo que es de suponer que la han ido desgastando a base de extraer lascas para la fabricación de viviendas, cortijos, etc. Se puede apreciar que se ha extraído en forma de losas cuadradas.




Piedra no autóctona de Sierra Morena. Quizá fue lanzada desde arriba  a los adalides cristianos que entraron a comprobar el paso, por los almohades que se pertrecharon desde las alturas.


Tras los pilares del viaducto había un chorro de agua. Lo cual encaja con las descripciones de los cronistas de la batalla.


La puente de la Hiedra. Sobre el circulan el camino íbero del Collado de los Jardines, el camino del Muradal y el camino de Carlos Lemaur. Una joya.


Lascas de losa.






Marcas de carruajes en el camino de Lemaur.

Posibilidad de caer hombres y bestias. Tal como lo describen la crónicas.

CONEXIÓN INTRAPUERTOS O EL PASTOR DE LAS NAVAS

Los generales cristianos y en especial Alfonso no querían continuar bajando por el camino del muradal porque tenían información de que la Losa estaba tomada, pero tampoco querían volver a la vertiente norte de la sierra para buscar otro puerto por donde cruzar porque se causa la impresión de que es una retirada. El camino de la umbría, hipótesis defendida por Rosado y López (2001) se sitúa en la vertiente norte y aunque se toma a los mismos pies de la explanada del Muradal, una vez que se coge va descendiendo de cota de nivel hasta prácticamente el llano, cerca del río Magaña para volver a coger altura por la antigua calzada romana y coronar el Puerto del Rey. Si se realiza este camino se da la sensación de retirada pues retrocede hacia el Norte, perdiendo además toda la altura de la sierra. No hay ningún motivo para suponer que los adalides de Alfonso desconocieran la así llamada en el pleito de 1544 “senda del Rey”, la cual era la que les conduciría al llano sin pasar por la Losa.No cabe duda de que freires, adalides y el mismo Alfonso VII habían recorrido estos parajes multitud de veces por lo que conocían el sistema de puertos para cruzar la sierra, la senda del Puerto del Rey y el camino del Muradal.  Durante la campaña de Almería entre 1147 y 1157 todo el eje Calatrava – Castro Ferral – Baeza estuvo bajo dominio militar cristiano, lo que implica un control eficaz del terreno y un empleo intenso del Puerto del Muradal, por donde desfilarían multitud de veces con el propósito de abastecer, relevar y controlar las posiciones. No podemos pensar que desde 1157 a 1212 se hubieses creado nuevos caminos o que si hubo alguno de envergadura pasase inadvertido para los adalides y freires que anduvieron por aquí durante más de 10 años. Lo que no conocían era la conexión entre ambos.

Precisamente en el cambio de puerto, es donde radica la clave de la victoria cristiana. Los musulmanes estaban preparados para recibir a los cristianos en la bajada del puerto del Muradal. De hecho fueron abandonando puntos como Castro Ferral casi sin resistencia con el fin de que se adentraran en la Losa. Esto es consecuente además de que tampoco se hizo gran cosa por impedir la ascensión al Muradal en primera instancia, enviando el Califa solo a unos pocos soldados, en vez de plantar su ejército entero en las alturas. Todo indica que al ejército de Alfonso se le permitió cruzar las aguas del arroyo del Rey, objetivo del Miramamolín.

El milagro del pastor cobra sentido si consideramos los caminos naturales para atravesar la sierra. Indudablemente aquel personaje adentró a los cristianos por una trocha en la fragosidad d ella sierra, carente de toda utilidad mas que para los habitantes de aquellos pagos que querían cruzar de una nava a otra o de un puerto a otro. El arzobispo declara que “nos veíamos obligados a caminar en larga hilera debido a la estrechez del camino” y también declara que pese al trayecto tan corto entre Ferral y la Mesa del Rey  “se determinó aplazar el combate hasta el lunes, ya que los caballos estaban extenuados y el ejército cansado de la dureza de la subida.” La crónica Latina especifica que utilizaron todo el día en cruzar el camino que les condujo a la Mesa del Rey. Todo esto son muestras de que la trocha era un auténtico camino de cabras, mal acondicionado por donde hubieron de transitar todo el ejército con su correspondiente impedimenta.

Parece un error que la guarnición musulmana no tuviera protegida la senda que bajaba del Puerto del Rey, pero resultaba inimaginable que un ejército de más de 12.000 almas cruce la sierra por una simple senda. Pero mas inimaginable todavía es prever que ese ejército cruce desde Castro Ferral a la Mesa del Rey usando una senda aún más tenue que la anterior.

La situación tuvo que estar cargada de un dramatismo extremo, pues los monarcas tuvieron que determinar entre enfilar La Losa o meterse por una senda de cabras, guiados por un desconocido, teniendo en cuenta que estamos hablando del mayor ejército cristiano que nunca hubo en España.

¿Por que se desconocía esa senda? Posiblemente esta senda carecía de toda utilidad a los viajeros, a los experimentados adalides e incluso a los exploradores musulmanes, pues bastaba con conocer los dos pasos naturales de la sierra, ¿quien se cruzaría de puerto en medio de la sierra? Seguramente esta es la razón por la que la senda era desconocida, carecía de toda utilidad porque no era un paso natural de comunicación, para los que solían atravesar de Norte a Sur o viceversa.

En amarillo el camino de regreso que llevaba López de Haro cuando regresaba de La Losa. Oyó rebaños y bajó a interrogar a algún pastor. 


Construcciones para canalizar el agua, pues el paraje es frecuentado por los transumantes en verano desde tiempos inmemoriales.


Vega donde se encontraba el pastor de las Navas. En este paraje se han reunido pastores desde muy antiguo. López de Haro se encontró con Martín Halaja el de cabeza de vaca. Pues cuando los adalides de Alfonso VIII comprobaron el camino, vieron restos de vaca devorada por los lobos, señal de que aquella senda no estaba transitada.


Horno.


El paraje cuenta con agua aún en verano, por lo que todo pastor que estuviera en la sierra en aquel crucial momento debería estar cerca.


Construcciones para cobijar pastores.


De nuevo las teorías afloran en contraste con las crónicas y con las someras descripciones que tenemos de los testigos oculares de la batalla. Las teorías propuestas por Rosado y López difícilmente se pueden conjugar con la descripción del arzobispo ya que este aclara que durante el trayecto no era preciso resguardarse de la vista del enemigo ya que aunque fueran vistos, nada podían hacer por interceptarlos. Pensamos que solo se sostienen aquellas teorías que encuadran el cruce de puertos en la vertiente sur y siempre a la vista de Santa Elena, lugar donde tenían sus tiendas plantadas los musulmanes. Veamos que nos dicen los testigos oculares de la batalla:

Indicó el pastor una camino más fácil, totalmente practicable, por una , ladera del monte, que ni a éstos le obligaba a ocultarse de los enemigos, ni a aquéllos viéndoles, les permitía alcanzarlos.

                                                       Jiménez de Rada                                                                                           




Dimos como un rodeo, pasando por sitios arduos y abruptos
                                                        Obispo de Narbona
                                                                                                

Preferíamos morir por la fe en la aspereza del paso antes que retroceder lo más mínimo para buscar un tránsito más fácil (…) guiados por un hombre de campo que nos envió Dios, encontramos allí mismo otro paso. 
                                                                Alfonso VIII
                                                                                            





Vídeo sobre las tres posibilidades que se barajan como cruce de puertos o camino del pastor.



Cuerda mostrada por el pastor, según la teoría de Vara Torbeck. Es difícil encajarla con la descripción del arzobispo "íbamos a media ladera"


El camino siempre transcurre por la cima.


Como dato a favor, cuenta con que se ve Santa Elena, es decir el campamento musulman. " No nos resguardamos de la vista de los enemigos"


Camino propuesto por los cronistas oficiales de Jaén. A media ladera, por la Dehesa de los Calderones.


También se ve Santa Elena.

Recorrido virtual sobre la conexión intrapuertos practicada por las tropas gracias al pastor de las Navas.




ESTRATEGIAS DE LA BATALLA

Es justo hacer un reconocimiento al califa almohade Al-Nasir, el cual ha gozado de una inmerecida fama de mal estratega, incluso se le ha atacado por su apariencia, forma de ser, personalidad, etc. Pero lo cierto que tejió una tela de araña perfecta para que las tropas de los cristianos fueran derrotadas. Su estrategia se basó en continuar las tácticas militares empleadas por el gran Saladino, el cual prefería una contienda previa de desgaste y desmotivación a un encuentro de espadas en campo abierto sin haber mermado el desánimo previamente. ¿Cómo se explica que abandone posiciones adelantadas cerca del Tajo y retroceda, otorgando territorio al enemigo cristiano? Hábilmente, fue colocando pequeños señuelos y atrayendo a las huestes cristianas hasta una encerrona mortal en la sierra, en el Puerto de La Losa. Una vez allí, los cristianos tendrían dos opciones, o entregarse a una  muerte segura luchando en posición desventajosísima, o huir retrocediendo hasta la llanura manchega, por donde habían venido. Al-Nasir sabía que Alfonso no adentraría a sus tropas por La Losa, y que seguramente retrocedería a la llanura, máxime cuando sus espías le informaban de los problemas de abastecimiento, de las deserciones de los ultramontanos y de la fatiga de la travesía, así como de los roces de un ejército variopinto. Cuando esta situación  se diera, los almohades atravesarían rápidamente la Sierra Mariana, entrando por el Muradal hacia el Norte y por el paso más al Oeste por Sisapo, la actual Almadén, persiguiendo al ejército cristiano en retirada, desmoralizado y cansado. Aquí si plantaría la batalla el Miramamolín, en campo abierto, como querían los caballeros cristianos, pero no sin antes haber mermado de esta manera la moral de sus ánimos, y después de haber manejado como a una marioneta al elenco de guerreros y reyes. Para asegurarse el triunfo, contaba además con la superioridad numérica de su ejército. La táctica era magistral.

MÍNIMOS ERRORES GRANDES CONSECUENCIAS

Las grandes gestas se decantan por pequeños detalles, y en la batalla de las Navas, no podía ser de otra manera. Cuando los cristianos estaban acampados en el Muradal tomaron rápidamente Castro Ferral y Al-Nasir envió escaramuzadores a los collados de Las Calaveras y de Las Matanzas. Si bien la toma del Ferral no supuso esfuerzo, en estas llanuras se produjeron numerosos actos bélicos, como lo atestiguan los restos de esqueletos y de armas encontrados. Otro señuelo colocado por el moro. Estaba atrayendo a los cristianos hacia el sur, directos a La Losa. Si no se hubieran producido estos encuentros, quizás los adalides cristianos hubieran buscado un camino alternativo por su cuenta que evitara el temido paso, pues era de sobra conocido por los numerosos freires y los propios caballeros que a poco más de 2 Km. encontrarían un lugar “infranqueable”. El califa puso la última miga de pan en el camino que le convenía.

Mientras esperaban en el campamento del Muradal, López de Haro bajó a inspeccionar el temido paso. La impresión que se llevó no pudo ser peor. Los almohades, apostados en las laderas que flanqueaban desde la altura el desfiladero, estaban pertrechados de toda clase de objetos contundentes para bloquear el camino. Los arqueros, aguardaban junto a ingentes canastos de chuzos dispuestos a hacer tapar al sol y crear una auténtica lluvia de flechas ¡lanzadas desde arriba!

En el mismo paso, enormes rocas, troncos y otros objetos impedirían aún más el tránsito de un ejército, obligado por la orografía a caminar en fila de a dos. Los adalides retrocedieron entonces rápidamente para informar de la gravedad del asunto. López de Haro, mientras caminaba de regreso al campamento, Muradal arriba, sabía que no podía dar esta noticia sin más, a su superior. A estas alturas de la campaña,  tras los enormes esfuerzos realizados tanto para convencer a los recelosos reinos cristianos para sumarse a la causa, como para solicitar al Papado, reticente en principio y preocupado por otras contiendas en el sur de Francia, para que participase declarando  la lid como guerra Santa, no podían detenerse por un paso de montaña de apenas 1 Km. las esferas políticas, militares y clericales de media Europa aguardaban expectantes el devenir de la batalla. Alfonso no iba a contentarse con las descripciones de su adalid, montaría en cólera ordenaría buscar una solución.

A 2 Km. de La Losa, en dirección Norte, cuando el camino del Muradal, gira hacia el Este en busca del castillo,  López de Haro escuchó sonidos de ganado. Cerca del camino hay un paraje conocido por los viejos del lugar como “Cotillo” y cuentan que en ese lugar ha habido pastores desde tiempos inmemoriales. Así quemaría su último cartucho. López de Haro bajó rápidamente hasta donde se resguardaban del calor los pastores, encontrándose con más de alguno seguramente. Preguntó al primero que encontró. El pastor no iba a dejar pasar la oportunidad de ayudar a un noble que portaba un pendón real porque algún beneficio obtendría. Subieron pastor y adalid al campamento del Muradal y comunicaron a Alfonso la nueva situación. No tenían nada que perder, si acaso un día. Para verificar que aquel pastor decía la verdad, el mismo López de Haro marcharía con el lugareño. Al poco de internarse por un sendero oculto entre la maleza, descubren el cráneo de una vaca que había sido devorada por los lobos. Este presagio confirma la idea de que el camino no estaba transitado por la huella del hombre, pues lobo y hombre se evitan mutuamente. Al anochecer ya había regresado López de Haro al campamento para comunicar a Alfonso que aquel camino de lobos conducía a una altiplanicie justo enfrente de las tropas almohades. Al día siguiente toda la hueste marchando en fila de a uno y siendo permanentemente vista por los ojos musulmanes, caminaba hacia su último campamento antes de la lid. El miramamolín despertó por el gran alboroto que causaba esta insólita travesía ¿Cómo habían encontrado ese camino? ¿Quién se lo había enseñado a unos extraños venidos de Castilla, Navarra y Aragón? ¿Cómo que sus hombres de confianza instalados en castro Ferral no conocían ese paso para haberlo protegido?

Planicie de la Mesa del Rey, donde se instalaron las huestes cristianas.

Campo de Batalla.
Aquí se fraguó su primer error. Relevó a la guarnición instalada en el castillo de la cuesta, sacando a los prácticos que llevaban en la fortaleza varios meses, para poner a sus hombres de confianza, con el esperanza de que toda la urdimbre de su plan se tejiera convenientemente a lo establecido. Ahora ya era tarde para lamentos, había que pasar al plan de emergencia. Trasladaría su puesto de mando hacia el oeste a fin de desviar la atención de todo su campamento donde residían civiles y familiares, aparte de todas sus riquezas. Aún así no había que preocuparse en demasía. El cerro de las Viñas está en posición elevada y su base irregular en forma de cuñas sucesivas harían que la vanguardia se fracturase, rompiendo las líneas y facilitando la defensa de las elites almohades. Además contaba con más efectivos que los cruzados. Era solo cuestión de esperar pacientemente en la cima del cerro a que el desgaste, el calor, la sangre y el polvo se encargaran de minar el ánimo combativo de aquellos cristianos. No era lo previsto pero mantenía intactas sus esperanzas de victoria.


Vídeo sobre el hostigamiento realizado sobre los cristianos a fin de que no se instalaran en la Mesa del Rey. Se puede comprobar como dejan una vía de escape, en vez de rodearlos, lo que confirma que su intención no era la lucha sino echarlos.






Posición elegida por Al-Nasir para instalar su sistema defensivo. Se puede observar como la base irregular del cerro causaría la rotura de las líneas de vanguardia cristianas, como así ocurrió.

Mesa del Rey. Desde esta elevación colindante se amenazó gravemente a los cristianos, teniendo que acudir a socorrer a la posición la caballería, como así lo certifican los restos de espuelas y lanzas encontradas en este sector.

Detalle de la elevación donde tuvo que intervenir la caballería.




Vistas del campo de batalla desde el campamento cristiano.


Vistas del campamento musulmán tal y como lo contemplaron los cruzados.


Vistas del campamento cristiano desde la posición árabe.

Mesa del Rey desde el Cerro de Las Viñas.

Al fondo el campamento cristiano tal y como lo veían los musulmanes.

Explanada donde se instaló el palenque de Al-Nasir. Actualmente repoblada.


Cuando empezó el combate los señuelos colocados en la Llanura de las Américas funcionaron a la perfección, unos pocos soldados colocados estratégicamente hacían avanzar a las huestes cristianas directas hasta la cuesta del cerro de Las Viñas, a donde se las verían con las élites almohades y las fortificaciones defensivas. En el llano apenas se produjeron bajas, solo las de aquellos voluntarios musulmanes que veían en la contienda una oportunidad única para inmolarse en nombre de la fe. Cuando la vanguardia de López de Haro se chocó con los almohades se produjo el primer toque de espada, pero una situación tan desventajosa que los cristianos empezaron a retroceder inexorablemente. Fue entonces cuando en medio de la polvareda, el estruendo y el clamor, los dos generales, tanto el musulmán como el cristiano vieron retroceder al pendón del concejo de Madrid, con un oso pastando, confundiéndolo con el pendón de la casa López de Haro, con tres lobos en simular posición. Alfonso pensó que López de Haro volvía a fallar, como en Alarcos. Y el califa creyó que era el momento crucial para ordenar el ataque envolvente. Segundo error. Pues de haber mantenido intacta sus reservas de las alas, los almohades del centro de la formación hubieran hecho retroceder a las líneas de vanguardia cristianas. Uno ordenó la envolvente y Alfonso pronunció sus célebres palabras “Arzobispo, muramos vos y yo aquí y ahora” ordenando un ataque suicida que a la postre resultaría vital para la victoria. Este ataque no lo esperaba el moro, pensó Alfonso se retiraría como en Alarcos. Otro golpe de suerte vino a socorrer a las huestes cristinas, ya que entre tanta confusión, polvareda y gritos, las alas cristianas al mando de los reyes de Navarra y Aragón atravesaron las líneas almohades sin oposición alguna, ya que estas se habían cerrado sobre la vanguardia cristiana, encontrando así un pasillo libre y expedito hasta el mismo palenque del califa. Éste empezó a repeler el ataque de los navarros, ya que habían llegado antes porque tenían menos desnivel que superar, pero no pudo contener la otra ala cuando las tropas de los aragoneses coronaron la cima del palenque. Sus consejeros le procuraron para que huyera y cometió su tercer  error. Quizás si hubiera tratado de juntar sus líneas con la retaguardia de sus tropas almohades hubiera podido repeler la caballería de Pedro y Sancho. Cometió su último error, porque en vez de parapetarse en otra ubicación y esperar al repliegue de sus efectivos, prefirió escapar, dejando a los suyos a merced de los cristianos que se cebaron atacando ahora a una tropa desorientada que corría a los cerros colindantes en busca de su general, el cual ya estaba camino de Úbeda. 


Desarrollo táctico de la batalla donde se puede comprobar el golpe de suerte que supuso para los cristianos que la envolvente  que tantos éxitos otorgara a los almohades, dejara el campo libre hasta el mismo puesto de mando árabe.








Algunos se escondieron en los árboles saltando sobre los caballeros en un intento de causar alguna baja antes de morir. Al mediodía Alfonso se instaló cerca de la tienda roja de Al-Nasir y envió a Pedro y Sancho en busca de los últimos almohades que huyeron hacia Vilches y Baños. Aquí entonaron el Te deum, una imagen que hubo de ser estremecedora. Miles de guerreros ensangrentados, jadeantes y polvorientos, entonando versos en latín, rodilla en tierra y espada en alto, con las heridas y cuerpos aún humeantes. Alrededor de las nueve de la noche, de un caluroso día de julio regresaron los monarcas de Aragón y Navarra tras perseguir a los musulmanes, por todas las navas. En la Era del Rey comenzaron a repartirse el botín de majestuosas joyas que los musulmanes portaban para la guerra, como así lo certifican las reliquias que aún hoy día allí se encuentran soterradas. Aquí cambió la historia de España, la de Europa, y la del Mundo, pues a partir de entonces Jaén ocupará un lugar preferente en las páginas principales.
Monte de Justo, lugar donde huyeron los almohades creyendo que aquí se encontraría su califa, ya que aquí estuvo su tienda roja antes de desplazarse al cerro de Las Viñas. La matanza en este enclave fue brutal, pues se vieron rodeados y sin apoyos.

Era del Rey. Al anochecer aquí se reunieron los tres reyes  ya que Alfonso instaló aquí su tienda prefiriendo alejarse del Monte de Justo por la gran cantidad de cadáveres que contenía.




Análisis de los perfiles topográficos que tuvieron que recorrer Sancho y Pedro. El primero es de Pedro y el de abajo de Sancho. Se puede comprobar que Sancho llegó al palenque antes, simplemente porque el terreno le era mas favorable en su ala. Además se han encontrado mas restos de flechas en el falcno izquierdo del palenque, lo que indica que llegaron antes y hubo un enfrentamiento mayor, que por el ala de Pedro. Por lo que las cadenas del escudo de Navarra y las que están en Roncesvalles son auténticas y es justo reconocer que los navarros asaltaron el palenque antes que ningún otro.


Cadenas encontradas en 2011 iguales que las de Roncesvalle, pertenecientes a los negros del palenque.





Guión de las conferencias impartidas en el ciclo de conferencias del VIII aniversario de la Batalla en el salón del Intendente Olavide de La Carolina (Jaén), el 15 de junio de 2012 y en el centro cultural de Santa Elena (Jaén) el 11 de julio de 2012.
       
RUTAS DE LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

RUTA 1. RECORRIDO DE LAS TROPAS CRISTIANAS
RECORRIDO DE LAS TROPAS CRISTIANAS


RUTA 2. RECORRIDO DE LAS TROPAS CRISTIANAS VERSIÓN CIRCULAR
RECORRIDO DE LAS TROPAS CIRCULAR


RUTA 3. LOS CAMINOS DEL PASTOR DE LAS NAVAS
LOS CAMINOS ALTERNATIVOS DEL PASTOR


RUTA 4. LOS PASOS DE LA LOSA
LOS DOS PASOS DE LA LOSA